Píldora rosa: FDA amplía el uso de Addyi en lívido de mujeres mayores
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) amplió la autorización de Addyi, un fármaco diseñado para aumentar la libido femenina, permitiendo ahora su uso en mujeres mayores de 65 años que han pasado por la menopausia. La decisión reaviva un debate de más de una década sobre salud sexual femenina, riesgos médicos y medicalización del deseo.
Aprobada por primera vez en 2015, Addyi fue pensada originalmente para mujeres premenopáusicas que reportaban angustia emocional por bajo deseo sexual. Diez años después, la FDA considera que el medicamento puede extenderse a mujeres de mayor edad, ampliando así su alcance a una población históricamente excluida de este tipo de tratamientos.
El fármaco, que se toma una vez al día, actúa sobre sustancias químicas cerebrales relacionadas con el estado de ánimo y el apetito, no de forma inmediata como el Viagra. Sin embargo, su camino ha sido accidentado: Addyi fue rechazado dos veces por la FDA debido a su eficacia modesta y a efectos secundarios como mareos y náuseas.
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Además, el medicamento incluye una de las advertencias de seguridad más severas del organismo regulador: no debe combinarse con alcohol, ya que puede provocar caídas peligrosas de presión arterial y desmayos. Estas restricciones limitaron su adopción y explican por qué, pese a las expectativas iniciales, sus ventas han sido reducidas.
El fármaco es comercializado por Sprout Pharmaceuticals, cuya directora ejecutiva, Cindy Eckert, aseguró que la decisión de la FDA “refleja una década de trabajo constante para cambiar la manera en que se entiende y prioriza la salud sexual femenina”. La empresa, con sede en Carolina del Norte, dio a conocer la actualización este lunes.
El trastorno del deseo sexual hipoactivo —diagnóstico al que apunta Addyi— se reconoce desde la década de 1990 y, según encuestas, afecta a un porcentaje significativo de mujeres. Tras el éxito del Viagra en hombres, la industria farmacéutica intensificó la búsqueda de tratamientos para la disfunción sexual femenina, aunque con resultados más complejos.
Especialistas advierten que diagnosticar la baja libido no es sencillo, sobre todo después de la menopausia, cuando influyen cambios hormonales, condiciones médicas, salud mental y dinámicas de pareja. Por ello, las guías médicas señalan que deben descartarse otros factores antes de recurrir a medicamentos.
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El debate sigue abierto. Mientras algunos sectores celebran la ampliación como un avance en opciones de salud para mujeres mayores, otros cuestionan que la falta de deseo sexual sea tratada necesariamente como un problema médico. Con esta decisión, la FDA no cierra la discusión, pero sí marca un nuevo capítulo en la relación entre menopausia, deseo y farmacología.




