Matrimonio forzado: violencia contra niñas y adolescentes
Persiste una realidad grave: muchas jóvenes, niñas y adolescentes son forzadas a contraer matrimonio o uniones tempranas, situación que vulnera sus derechos humanos, su salud, su educación y su futuro.
Según datos recientes recopilados en el reporte de Plan International, en 2025 se advirtió que millones de niñas en el mundo son obligadas a casarse antes de cumplir 18 años.
En el México, según el censo de 2020 del INEGI, 237.2 mil niñas y adolescentes entre 12 y 17 años estaban casadas o unidas; eso significa que aproximadamente 3.7 % de las adolescentes en ese rango vivían bajo alguna unión.
La situación es aún más alarmante entre comunidad indígena: cerca de una de cada 13 mujeres adolescentes indígenas de 12 a 17 años estaban casadas o unidas en 2020, un porcentaje casi el doble del promedio nacional.
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Aun cuando desde 2019 el matrimonio infantil está prohibido por ley en México, las uniones tempranas y forzadas —muchas de ellas informales, tradicionales o rituales— continúan, sobre todo en zonas rurales e indígenas, donde factores como pobreza, desigualdad, escasas oportunidades educativas y estructuras de poder tradicional favorecen su persistencia.
Las consecuencias para las víctimas son múltiples: abandono de la escuela, riesgo de embarazos precoces, violencia doméstica, pérdida de autonomía y de una infancia plena.
Organizaciones de derechos humanos han llamado la atención sobre esta forma de violencia de género, y subrayan que las uniones tempranas o forzadas son una forma contemporánea de esclavitud infantil, con graves efectos colectivos e individualizados.




