“Matrimonio reparador” encubrir el “cásate con tu violador”

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El término “matrimonio reparador” —también conocido como la llamada ley de “cásate con tu violador” (en inglés marry-your-rapist law)— se refiere a una norma legal o práctica social por la cual un hombre que ha cometido una violación puede evitar ser procesado o condenado si se casa con la víctima.

Origen detrás de la práctica

La justificación tradicional de estas leyes se basaba en una visión patriarcal del honor familiar: al considerar que la virginidad o la “pureza” femenina debía “restaurarse”, el matrimonio era visto como una “reparación del daño a la honra de la mujer y de su familia.

Sin embargo, desde una perspectiva de derechos humanos y de justicia, esta práctica representa una grave violación a la autonomía, dignidad y seguridad de la víctima, pues implica imponerle una unión con quien atentó contra su cuerpo.

Donde existe —o existió — el “matrimonio reparador”

Aunque en muchos países estas leyes han sido derogados, aún hay jurisdicciones donde normas similares siguen vigentes. Según un informe hasta hace cuatro años, unas 20 naciones permiten que el agresor escape la justicia si contrae matrimonio con su víctima.

Algunos de los países donde este tipo de leyes o cláusulas históricas han sido documentadas incluyen: Rusia, Tailandia, Venezuela, Kuwait, Tayikistán, Filipinas, entre otros.

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Por su parte, en el pasado países como Italia tuvieron disposiciones de este tipo. Un caso célebre es el de Franca Viola, quien en 1965 se negó públicamente a casarse con su agresor —una decisión que marcó un hito en la lucha por los derechos de las mujeres en Italia. Su valentía contribuyó a que en 1981 se derogara la disposición conocida como “matrimonio reparador” en ese país.

En México algunas regiones suelen escudarse en usos y costumbres para realizar la unión, los matrimonios suelen atentar principalmente contra menores.

Atenta contra los derechos humanos

Esta práctica victimiza de nuevo a la mujer, obligándola a convivir con su agresor. La ley convierte el delito en una vía “socialmente aceptable” para el agresor.

Al pensar que casarse es una alternativa desincentiva la denuncia y la justicia: al ofrecer una “salida honrosa” mediante el matrimonio, el agresor queda impune, tal como vemos en el documental “Matar a un tigre”, donde nos muestra como las sociedades incriminan a la víctima, con comentarios indoloros sobre como deberían aceptar y no hacer tanto “drama”.

Incentivar este tipo de acciones vulnera los derechos fundamentales de la víctima: su autonomía corporal, dignidad y seguridad quedan subsumidas a una unión forzada.

Cambios recientes y avances legales

En las últimas décadas varios países han derogado estas leyes. Por ejemplo, Jordania, Túnez y Líbano eliminaron del ordenamiento jurídico las cláusulas que permitían eximir de cargos a un violador si se casaba con su víctima.

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Asimismo, en territorios como Palestina se gestionaron reformas para derogar normativas similares.

Lograr estos avances, dan seguridad a quienes son víctimas; ponen la culpa y responsabilidad dónde debe estar: con quién cometió la agresión.

El llamado “matrimonio reparador” no es una forma de justicia, es una maniobra legal y social que perpetúa la impunidad de agresores sexuales y somete a las víctimas a una nueva forma de violencia.

Aunque ha habido avances y derogaciones en diversos países, sigue siendo fundamental visibilizar esta práctica, exigir su eliminación donde persista y proteger los derechos de quienes han sufrido agresiones.

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