La menopausia no es el fin: estigma que aún pesa
En pleno siglo XXI, la menopausia sigue siendo un tema cargado de mitos, silencios y prejuicios. A pesar de tratarse de un proceso biológico completamente natural, muchas mujeres enfrentan discriminación, burlas o desvalorización tanto en su entorno laboral como social, debido a la persistencia de estigmas que asocian esta etapa con el “fin de la feminidad” o la “pérdida de valor”.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la menopausia es la interrupción permanente de la menstruación que ocurre generalmente entre los 45 y 55 años, y marca el final del ciclo reproductivo. No obstante, para muchas mujeres, esta transición implica también una carga emocional y social derivada de cómo la sociedad percibe el envejecimiento femenino.
De acuerdo con el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres, disuelto en 2024), los estereotipos que relacionan la menopausia con la inestabilidad emocional o la falta de productividad perpetúan formas de discriminación laboral y simbólica. En contraste, procesos naturales masculinos, como la disminución de testosterona, no suelen tener el mismo peso social ni emocional.
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El problema no es la menopausia, sino la manera en que se culturaliza el cuerpo femenino: se patologiza una etapa que no es enfermedad, sino transformación. Y cuando se le da un sentido negativo, se priva a las mujeres de vivirla con libertad y dignidad.
El desconocimiento también alimenta el estigma. De acuerdo con la Sociedad Internacional de Menopausia (IMS), casi el 60% de las mujeres en América Latina no reciben información o acompañamiento médico adecuado durante esta etapa. Esto no sólo impacta su salud física, sino también su bienestar psicológico y su autoestima.
Hablar abiertamente de la menopausia, recibir acompañamiento médico y social, y romper los estereotipos que la rodean son pasos esenciales para resignificar esta etapa de la vida.
Lejos de representar una pérdida, la menopausia puede ser entendida como un renacer corporal y emocional, donde las mujeres y personas menstruantes recuperan poder sobre su cuerpo y su tiempo.




