Cuando el sostén arde: ¿protesta simbólica o gesto mal entendido?

Ellas Dicen

Día Sin Sujetador, una jornada que busca visibilizar la autonomía corporal y cuestionar normas impuestas sobre el cuerpo femenino.

Según la UNAM, esta fecha fue adoptada para coincidir con el mes de la conciencia sobre el cáncer de mama y plantear el debate del uso libre del brasier.

A lo largo de los años han circulado relatos sobre quemas de sostenes en manifestaciones feministas, como si este acto hubiera sido un emblema recurrente del movimiento.

Sin embargo, historiadoras y activistas han aclarado que ese evento —la famosa “quema de brasieres” en 1968 (Estados Unidos) durante una protesta contra el concurso Miss América— nunca incluyó fuego real: las prendas fueron depositadas simbólicamente en un “cubeta de la libertad”, pero no se incendiaron.

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¿Se incendió la cubeta de la libertad?

Lo que ocurrió el 7 de septiembre de 1968, frente al concurso Miss América en Atlantic City, fue una protesta organizada por el New York Radical Women, en la que las manifestantes colocaron sostenes, fajas, cosméticos, tacones y otros objetos considerados símbolos de opresión femenina dentro de un contenedor al que llamaron “Freedom Trash Can” (la cubeta de la libertad).

Sin embargo, no hubo fuego real. Según testimonios de las participantes —como Robin Morgan, una de las organizadoras—, nunca se encendió nada, en parte porque las autoridades no les permitieron hacerlo en el paseo marítimo.

El mito de la quema se arraigó por la cobertura mediática y la analogía con protestas de guerra, comparando el desprendimiento de sostenes con la quema de tarjetas de reclutamiento. Esto ha alimentado controversias: ¿es efectivo un acto simbólico que muchos interpretan literalmente?

Hoy, lejos de hogueras, la intención del Día Sin Sujetador es generar reflexión sobre las presiones sociales, la violencia simbólica y el derecho a decidir sobre el propio cuerpo. No es una regla ni una exigencia, sino una invitación al debate sobre por qué el uso (o no) del brasier aún despierta juicios y expectativas en la mujer.

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