Culto a la represión: las causas ineludibles del Movimiento del 68 en México
El Movimiento Estudiantil de 1968 en México no fue un evento aislado, fue el estallido de un profundo descontento social alimentado por el autoritarismo del régimen del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y su intolerancia a cualquier forma de disidencia política.
La sombra de un gobierno de “mano dura” presidido por Gustavo Díaz Ordaz se cernía sobre una sociedad que clamaba por una mayor apertura democrática.
Las causas del movimiento son múltiples y se enlazan tanto con el contexto nacional como con una ola de protestas juveniles a nivel mundial.
Explosión de la intolerancia
El detonante inmediato del conflicto se localiza en julio de 1968, con una serie de enfrentamientos estudiantiles entre alumnos de la Vocacional 5 del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y la Preparatoria Isaac Ochoterena (incorporada a la UNAM).

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La intervención desmedida del Cuerpo de Granaderos (la policía antidisturbios de la Ciudad de México) escaló la violencia, hiriendo a varios estudiantes e incluso, en un acto de represión sin precedentes, el Ejército destruyó la puerta histórica de la Preparatoria 1 con un disparo de bazuca.
Esta brutalidad policiaca y la violación a la autonomía universitaria provocaron la unificación de los estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el IPN, así como otros sectores populares e intelectuales, en el Consejo Nacional de Huelga (CNH).
Un sistema político sordo al diálogo
La causa subyacente de mayor peso era la asfixiante vida política bajo el partido hegemónico del PRI, que no permitía la expresión de voces opositoras. El descontento se centraba en:
- Autoritarismo y represión: décadas de control estatal se manifestaban en una constante represión de las fuerzas de seguridad (policía y ejército) ante cualquier movilización, incluyendo las demandas de sindicatos y campesinos. La respuesta del gobierno a las peticiones de diálogo siempre fue la fuerza.
- Falta de distribución de la riqueza: pese a la época del llamado “Desarrollo Estabilizador” y un notable crecimiento económico, la desigualdad social se mantenía, y las mejoras no se traducían en una distribución equitativa de los beneficios, lo que generaba frustración en la base social.
- La demanda por libertades: el pliego petitorio del CNH cristalizó la exigencia de cambio, centrándose en puntos clave como la libertad a los presos políticos (encarcelados por manifestarse contra el régimen), la derogación del delito de disolución social (una herramienta legal usada para encarcelar opositores) y la desaparición del Cuerpo de Granaderos.

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Contexto global de rebelión juvenil
A nivel internacional, 1968 fue un año de protestas estudiantiles y obreras en diversas partes del mundo (como el “Mayo Francés” o los movimientos contra la Guerra de Vietnam en Estados Unidos).
Estos movimientos inspiraron a los jóvenes mexicanos, quienes vieron la oportunidad de sumarse a una corriente de rebeldía global para exigir una democracia más justa.
La Revolución Cubana de 1959 también sirvió de inspiración para algunos sectores, al demostrar que era posible desafiar a las estructuras de poder.
Consumación de la Tragedia: 2 de Octubre
La determinación del gobierno de Díaz Ordaz de “imponer el orden” a cualquier costo, especialmente a 10 días de la inauguración de los Juegos Olímpicos, condujo a la tragedia.
El 2 de octubre de 1968, miles de personas, incluyendo estudiantes, profesores, obreros y padres de familia, se congregaron para un mitin pacífico en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, Ciudad de México. A pesar de que se esperaban negociaciones entre el CNH y una comisión gubernamental, el Estado ya había optado por la fuerza.
Minutos antes de las 6 de la tarde, el Ejército y un grupo paramilitar de élite conocido como el Batallón Olimpia (cuyos miembros se distinguían por llevar un guante blanco o un pañuelo) se movilizaron para reprimir la manifestación. La señal para el ataque provino del disparo de dos bengalas rojas desde edificios aledaños o, según algunos testimonios, desde un helicóptero.

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Los miembros del Batallón Olimpia y francotiradores apostados en los edificios abrieron fuego contra la multitud de manifestantes. La respuesta fue una fuerte represión violenta y una balacera que se prolongó por horas. La cifra oficial de víctimas fue minimizada, pero estimaciones posteriores (como las de la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado) sugieren un saldo de aproximadamente 350 muertos, además de miles de heridos y detenidos, muchos de los cuales fueron trasladados y torturados en el Campo Militar Número 1.
La Masacre de Tlatelolco marcó un punto de inflexión en la historia de México, exhibiendo el autoritarismo del régimen y dejando una huella indeleble que hasta la fecha es recordada por la sociedad con la consigna: “¡2 de octubre no se olvida!”, como un reclamo constante de verdad y justicia.




