Cuando el mundo tira de lo que otros necesitan
En el marco del Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, la paradoja resulta brutal: mientras millones padecen hambre, toneladas de comida perfectamente comestible se van a la basura.
Hambre y desperdicio
Según datos de la ONU, alrededor de 735 millones de personas enfrentan hambre en 2023, es decir, una de cada once personas en el mundo. Al mismo tiempo, se estima que más del 13 % de los alimentos producidos globalmente se pierden antes de llegar al punto de venta.
En los hogares, comercios y servicios, el desperdicio alcanza otro 19 % adicional del total producido. Eso significa que cada día se desperdician más de mil millones de comidas, en un mundo en el que hay quienes no tienen una sola.
Mala distribución
El desperdicio no sólo es éticamente contradictorio —es una falla estructural—. Todo lo que se invirtió en producir ese alimento —agua, tierra, energía, trabajo— se pierde también.
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Además, la comida que termina en vertederos produce gases de efecto invernadero, contribuyendo al cambio climático.
Esta conmemoración reclama acción, responsabilidad y cambios profundos. No basta con donar alimentos —aunque es necesario—; es urgente mejorar la logística, la distribución, la cadena de suministro y los hábitos de consumo para evitar que nunca lleguen a desperdiciarse.
¿Cómo podemos marcar la diferencia?
Adoptar pequeños hábitos puede generar un gran impacto:
- Compra solo lo que necesites: Planificar las comidas y hacer una lista antes de ir al mercado te ayudará a evitar compras impulsivas y excedentes que terminan en la basura.
- Gestiona bien tus alimentos: Organiza tu nevera y despensa para que los productos más antiguos sean consumidos primero. ¡No olvides las fechas de caducidad!
- Compra productos locales: Apoyar a los productores cercanos no solo fomenta la economía de tu comunidad, sino que también reduce la huella de carbono asociada al transporte de alimentos.
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- Cocina de manera sostenible: Sé creativa con las sobras, aprovecha partes de frutas y verduras que normalmente descartarías y utiliza métodos de cocción que conserven mejor los nutrientes y la energía.
Un sistema donde unos mueren de hambre y otros tiran comida es la prueba de que necesita transformarse ya.
