El “Efecto Rebeca Andrade”: Brasil vive un boom de gimnasia tras París 2024
El legado olímpico de Rebeca Andrade ya está transformando el deporte brasileño. Tras los Juegos de París 2024, donde la gimnasia artística del país conquistó cuatro medallas históricas —tres individuales para Rebeca y un podio por equipos sin precedentes con Flávia Saraiva, Jade Barbosa, Júlia Soares y Lorrane Oliveira—, Brasil vive una auténtica explosión en la práctica de esta disciplina.
El fenómeno es claro: los clubes de todo el país reportan un aumento de hasta 400% en la demanda de inscripciones, especialmente de niñas que sueñan con emular a la campeona. El Centro de Entrenamiento Amigos do Esporte, en Belo Horizonte, pasó de aulas regulares a tener una lista de espera con más de 1,500 aspirantes. Algo similar ocurrió en instituciones como Fluare y el Colégio Santo Antônio, que alcanzó su máxima capacidad con 90 alumnos.
El impacto de la malla amarilla con brillantes que lució Rebeca en el oro olímpico de suelo va más allá de la estética: es un símbolo de resiliencia. La gimnasta, que dejó las favelas de Guarulhos a los 10 años para entrenarse en Curitiba y superó tres cirugías de rodilla, derrotó nada menos que a Simone Biles, convirtiéndose en un ícono de perseverancia para millones de niños.
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El llamado “Efecto Rebeca” no se limita a São Paulo o Río. En ciudades como Sorocaba, Porto Alegre y Curitiba, academias y clubes multiplicaron sus clases de prueba. El club Grêmio Náutico União reportó un crecimiento de hasta 15% en inscripciones, mientras que el gimnasio Get Flex, cuna de Júlia Soares, cuadruplicó su oferta semanal de entrenamientos.
El fenómeno también se refleja en cifras nacionales. Según una encuesta de Sponsorlink (2025), el 61% de los brasileños conectados a internet ya se declaran aficionados a la gimnasia, y entre mujeres el dato asciende al 69%. Este deporte es ya el tercero más popular de Brasil, solo detrás del fútbol y el voleibol.
Pero para Rebeca Andrade, el éxito no se mide solo en medallas:
“Que no se rindan. El deporte es muy difícil, pero vale la pena. Que tengan una red de apoyo y, sobre todo, crean profundamente en su propia fuerza”, afirmó la campeona.
Con cada salto y cada giro, la gimnasia brasileña no solo gana en los aparatos, sino en la vida de miles de niñas que ya sueñan con ser la próxima Rebeca Andrade.




