Perú: las mujeres cultivan resistencia
En Ácora, Perú, las agricultoras enfrentan el cambio climático con bancos de semillas y sabiduría ancestral.
Primero llegaron las inundaciones. Luego, la sequía. En Ácora, una de las regiones más altas y vulnerables del sur de Perú, el cambio climático ha puesto en jaque la producción agrícola, la biodiversidad y la seguridad alimentaria.
Ante un clima cada vez más impredecible, mujeres como Pascuala Pari se han convertido en guardianas de la tierra y de las tradiciones. Desde la Asociación Sumaq Chuyma, Pari lidera esfuerzos para preservar semillas nativas y asegurar el alimento en su comunidad, con cultivos de quinoa roja, negra y blanca.
“Nuestros cultivos estaban en peligro de extinción, pero ahora la gente está cosechando de nuevo”, comparte Fanny Ninaraqui, de la Asociación Ayrumas Carumas.
A través de los bancos de semillas, más de 125 variedades se han conservado, intercambiado y vendido en mercados locales. Esta estrategia, respaldada por organizaciones como el PNUD, no solo representa una respuesta climática, sino un acto de soberanía y empoderamiento femenino.


CONTINÚA LEYENDO: No basta con pintar: Fundación Carmen Sánchez exige justicia en Puebla
Pero el problema no es solo ambiental. Según datos de la ONU, menos de la mitad de las mujeres rurales tienen derechos seguros a la tierra y los hombres tienen el doble de posibilidades de acceder a títulos de propiedad.
“Los derechos de las mujeres a la tierra son fundamentales para su voz, agencia y resiliencia”, afirmó Seemin Qayum, asesora de políticas de ONU Mujeres.
En el reciente Foro Político de Alto Nivel sobre el Desarrollo Sostenible de la ONU, celebrado en Nueva York, la desigualdad de género y el cambio climático fueron reconocidos como retos interconectados que frenan el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Solo el 18% de las metas están encaminadas a cumplirse en 2030.
Desde su comunidad aymara, Pari lo tiene claro: el futuro se siembra con conocimiento, comunidad y decisión.
“Estamos recuperando las semillas de la época de nuestras abuelas. Hoy les diría a más mujeres que tomen la iniciativa como yo lo hice”.
En los Andes, las mujeres no sólo cultivan alimentos: cultivan futuro.
