¿El DIU duele? anestesia y atención respetuosa
La pregunta que muchas mujeres, personas no binarias y trans se hacen al considerar el dispositivo intrauterino (DIU) es directa: ¿duele?
La realidad es compleja: sí puede doler —y mucho—, pero gracias a los reclamos de quienes han sufrido en silencio, la discusión sobre usar anestesia está ganando terreno.
¿Cuánto duele la colocación del DIU?
El procedimiento implica fricción en el cuello uterino con tenáculos, sondas y el propio DIU, lo que puede causar dolor moderado a intenso, especialmente en personas nulíparas.
Un artículo de la AMA señala que describirlo como “solo presión” o “calambre leve” no refleja la realidad de muchas pacientes. Además, testimonios revelan episodios de dolor tan agudo que fueron comparados con “atornillar algo por dentro” .
Beneficios del DIU
Si bien, hablamos sobre el posible dolor en la colocación del DIU, sus beneficios en la anticoncepción deben reconocerse:
- Tiene una efectividad del 99 %, protege entre 3 y 12 años según el tipo.
- Puede detener la menorragia (DIU hormonal), aliviar dismenorrea, y ser opción de anticoncepción de emergencia (DIU de cobre).
- Reduce el riesgo de cáncer de endometrio y ovario.
CONTINÚA LEYENDO: Dismenorrea: el dolor silencioso que afecta a millones de mujeres
Contraindicaciones y riesgos
Así como el dispositivo intrauterino tiene ventajas, presenta algunos riesgos y contra indicaciones, entre las que se encuentran:
- No se recomienda en casos de infección pélvica activa, malformaciones uterinas, o ciertas condiciones médicas específicas.
- También existen riesgos —aunque poco frecuentes— de perforación uterina, especialmente en personas posparto, y estas complicaciones han sido subestimadas históricamente.
Anestesia: ¿por qué se tardó tanto en aplicarla?
Uno de los motivos por los que los médicos no creían el dolor de las mujeres se debe al sesgo médico de género, algo que trae consecuencias como el minimizar, más cuando se trata de sexualidad.
Históricamente, los médicos defendían que la inserción no dolía lo suficiente como para requerir anestesia. Sólo el 4 % ofrecían anestesia local inyectable.
Algunos profesionales creían que cualquier molestia era normal, minimizando el dolor de la mujer y de quienes tienen útero.
Hoy, un número creciente de clínicas ya ofrece anestesia cervical, en forma de inyección de lidocaína o gel vasocongelante, reduciendo en la mitad los informes de “dolor intenso”.
Replanteamiento y estándares actualizados
Instituciones como los CDC y el ACOG (E .U.) están actualizando sus guías para incluir y promover el uso de anestesia cervical y el bloqueo paracervical, junto con consentimiento informado, adaptado a cada paciente.
Un protocolo de Clínica Camelias en España apuesta por la anestesia local siempre, con acompañamiento emocional y respeto al ritmo de la mujer.
TE PUEDE INTERESAR: Crisis entre Harvard y EU pone en riesgo investigación clave sobre salud femenina
En Chile, hay ginecólogas que incluso colocan el DIU bajo anestesia general, aunque esto es la excepción.
En México cada vez la voz de las mujeres, personas no binarias y trans, cada vez es más escuchada, por lo que en algunos lugares ya se ofrecen alternativas para contrarrestar el posible dolor.
La medicina avanza hacia prácticas más humanizadas y centradas en la autonomía de quien usa el DIU.
El camino por delante
Para el control natal el dispositivo intrauterino es una alternativa que evita la ingesta de pastillas, representa una elección libre y autónoma, pero aún tiene una lucha por delante, por lo que se busca que el DIU pueda implantarse bajo ciertas normas:
- Anestesia cervical e inyectable debe ser norma, no excepción.
- El consentimiento informado ha de incluir advertencias reales sobre el dolor y riesgos.
- Se necesita más investigación en dolor y manejo, especialmente para personas nulíparas, trans y no binarias.
- Impulsar una cultura médica que cree en el dolor y ofrezca opciones personalizadas.
El DIU sigue siendo uno de los métodos anticonceptivos más eficaces del mundo, pero su colocación puede doler mucho. Por fin, gracias a la presión de pacientes y especialistas, la anestesia y un abordaje más respetuoso están dejando de ser la excepción.