Mujeres pakistaníes enfrentan violencia digital y física por expresarse en línea

Ellas Dicen

A medida que más mujeres en Pakistán adoptan la autoexpresión y la libertad económica a través de plataformas digitales, también enfrentan crecientes riesgos de acoso, violencia y violación de su privacidad. El reciente asesinato de Sana Yousaf, una estrella de TikTok de 17 años, ha encendido de nuevo las alarmas.

Sana Yousaf, quien acumulaba más de un millón de seguidores en TikTok e Instagram, fue asesinada a tiros por un hombre que la había acosado en línea. Su muerte ha desatado un debate urgente sobre la seguridad de las mujeres jóvenes con visibilidad pública en las redes sociales en Pakistán.

La experiencia de otras mujeres, como Hira Zainab, quien ha sido hostigada por desconocidos después de publicar contenido en redes, confirma que el acoso en línea muchas veces trasciende al espacio físico. También han ocurrido filtraciones de contenido privado, como el caso de la tiktokera Maryam Faisal, poniendo en evidencia las fallas en la seguridad digital.

Un estudio de 2023 de la Fundación de Derechos Digitales reveló que el 58.5% de las denuncias por acoso en línea en Pakistán fueron presentadas por mujeres. Sin embargo, poco se discute sobre las estructuras patriarcales que sostienen este tipo de violencia.

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Casos como el de la poeta Yusra Amjad o el de Bisma Shakeel, quien concientiza sobre la salud mental y ha enfrentado amenazas de violación y muerte, evidencian que el simple acto de mostrar el rostro en redes puede desencadenar una oleada de odio y agresión.

“Mi padre es liberal, pero incluso él me dijo: ‘No deberías publicar. La gente hablará’”, relató Shakeel. Muchas mujeres deben negociar incluso con sus propias familias para acceder a los espacios digitales.

Además, la respuesta de las plataformas digitales es insuficiente. El proceso de denuncia es lento y muchas veces ineficaz, como lo expone Aisha, una mujer originaria de Karachi que ha sido víctima de suplantación de identidad con perfiles falsos.

Tras el crimen de Sana Yousaf, Nighat Dad, fundadora de la Fundación de Derechos Digitales, subrayó que muchas influencers están alzando la voz contra la revictimización y reportando perfiles que glorificaban el asesinato.

“El acoso no es aleatorio”, advierte la activista feminista Maham Tariq. “Se estructura en torno a la idea de que una mujer visible es una mujer inmoral. Entonces, atacarla se convierte en un deber social o religioso”.

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En Pakistán, la brecha entre acceso digital y alfabetización digital, unida a un sistema que no protege a las víctimas, ha hecho del espacio virtual un campo hostil para las mujeres que intentan ejercer su libertad.

Mientras la tecnología avanza, el derecho de las mujeres a existir en línea sin ser violentadas sigue siendo una deuda pendiente.

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