Desafíos de las periodistas deportivas frente a machismo e infravaloración

Ellas Dicen

En el periodismo deportivo, a menudo retratado con emoción y pasión, oculta una realidad menos visible: la de las periodistas que enfrentan misoginia, infravaloración profesional y ambientes agresivos día tras día.

A pesar de más rostros femeninos en pantalla, los micro‑agravios persisten: preguntan por su apariencia en lugar de su conocimiento y asumen automáticamente que el rol en el estudio debe ser masculino. Este tipo de actitudes demuestra que la prensa deportiva todavía exige a las mujeres probar su competencia constantemente, mientras sus colegas varones no enfrentan la misma presión .

La situación va más allá del machismo cotidiano, un entorno laboral hostil y sexista, avances sexuales no deseados, salario injusto y un ambiente institucional tóxico, reflejan un patrón persistente: las mujeres en medios deportivos suelen ser víctimas de dudas sobre su credibilidad, ataques sobre su apariencia y escasa protección laboral.

En España, la periodista María Tikas también ha denunciado recibir comentarios machistas y burlas tras felicitar a un jugador masculino por su rendimiento. Su caso es ilustrativo: incluso dentro de su profesión, es blanco de una misoginia que cuestiona su función como profesional y la reduce a estereotipos.

Estos comportamientos no son anecdóticos: estudios demuestran que las periodistas reciben el doble de acoso online y son percibidas como menos creíbles comparadas con sus colegas varones. Asimismo, reportes de la UE señalan que muchas renuncian debido a salarios más bajos, horarios desiguales y ausencia de ascenso en sus carreras .

Y este entorno hostil se extiende a los espacios virtuales: amenazas de violación, insultos sexuales explícitos y campañas de desprestigio son parte del diario vivir de muchas periodistas deportivas. En redes, comentarios que vinculan su trabajo con una supuesta falta de experiencia o cuestionan su presencia por su aspecto físico reflejan una misoginia persistente.

Las consecuencias no son menores: generan ansiedad, autocensura y desgaste profesional. Muchas optan por salir del periodismo deportivo, pero otras resisten y alzan la voz. Organizaciones como la Association for Women in Sports Media (AWSM) promueven redes de apoyo y cambio institucional.

Semanas antes de una celebración que exalta a las voces detrás de la cobertura deportiva, es crucial recordar que la igualdad no puede limitarse a presencia en pantalla.

Las periodistas merecen entornos seguros, salarios equitativos y respeto profesional, no sólo reconocimiento visual.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *