No querer sexo también es válido: hablemos de asexualidad

Ellas DicenSexualidad

Ser asexual, o ace, significa no experimentar atracción sexual hacia otras personas, o hacerlo en muy baja medida. Según estudios, hasta un 1 % de la población se identifica como asexual, aunque esta cifra puede subir a 1.7 % en comunidades LGBTTTIQA+.

Ser asexual no es lo mismo que ser celibe, ni una disfunción o resultado de un trauma psicológico.

Un espectro de experiencias

La asexualidad es diversa. Algunas personas en el espectro pueden sentir atracción en ciertas condiciones, como los demisexuales, que sólo se sienten atraídos tras un fuerte vínculo emocional; o los gray-asexuals, con atracción ocasional.

Además, muchas personas asexuales sí pueden experimentar atracción romántica y mantener relaciones no sexuales.

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Romper mitos: sí se puede amar sin deseo sexual

El modelo de atracción dividida distingue entre atracción sexual y atracción emocional o romántica.

Así, una persona asexual puede tener una relación de pareja, casarse y vivir plenamente su afectividad sin que el sexo sea central.

Las personas asexuales enfrentan falta de comprensión, rechazo y estigmatización.

Más de la mitad de la población no puede definir correctamente lo que es ser asexual . Incluso en el entorno LGBTTTIQA+, hay quienes minimizan su orientación: ser asexual no implica ser “rotundo” ni “temporal”; es una identidad “intrínseca” .

Salud mental y visibilidad

Los jóvenes asexuales presentan más síntomas de ansiedad y depresión, en parte por el rechazo social y la invisibilidad.

Redes como AVEN (Asexual Visibility & Education Network), fundadas por David Jay, han sido clave para visibilizar esta orientación y ofrecer apoyo comunitario.

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Porque la asexualidad es una orientación legítima y contribuye a la diversidad humana.

Nadie debería sentir que algo “no está bien” por no sentir atracción sexual; es esencial entenderla como parte del espectro sexual, no como un problema a “arreglar” .

Si no se entiende aún, lo mínimo es respetarlo: la ausencia de deseo sexual no anula la capacidad de amar, soñar o vivir plenamente.

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