Sextorsión: crimen digital
La sextorsión es una forma de violencia digital que ha ganado terreno en los últimos años y que consiste en extorsionar a una persona utilizando imágenes, videos o mensajes sexuales obtenidos sin su consentimiento, o bajo engaño, con el fin de obtener dinero, favores sexuales o más contenido íntimo.
Esta práctica constituye un delito en México, gracias a reformas legales como la Ley Olimpia.
En este tipo de violencia, los agresores suelen utilizar redes sociales, aplicaciones de citas o correos electrónicos para contactar a sus víctimas. En muchos casos, se hacen pasar por otras personas o generan confianza antes de obtener material íntimo que luego utilizan para amenazar y extorsionar.
Según datos en 2020 se registraron más de 2,143 denuncias por delitos relacionados con la intimidad sexual en plataformas digitales. Expertos advierten que la cifra real podría ser mucho mayor, debido a que muchas víctimas no denuncian por miedo, vergüenza o desconocimiento legal.
Ley Olimpia
En México, la Ley Olimpia —reconocida así por el activismo de Olimpia Coral Melo— contempla como delito la violencia digital, incluyendo la difusión de contenido íntimo sin consentimiento, el acoso, la amenaza y la extorsión sexual en línea.
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Esta ley ha sido aprobada en los 32 estados del país, y establece penas que pueden ir de tres a seis años de prisión, además de multas económicas.
La Fiscalía General de la República (FGR) y diversas fiscalías estatales ya cuentan con unidades especializadas en ciberdelitos, aunque el camino para erradicar la sextorsión aún es largo.
Organizaciones como Luchadoras, R3D (Red en Defensa de los Derechos Digitales) y PantallasAmigas brindan información, acompañamiento y asesoría a víctimas.
Especialistas en ciberseguridad recomiendan a la población:
- No compartir contenido íntimo en línea, aunque exista confianza.
- Evitar caer en presiones para enviar fotos o videos comprometedores.
- Guardar evidencia si se es víctima de sextorsión (mensajes, correos, capturas de pantalla).
- Denunciar ante las autoridades y buscar apoyo legal y psicológico.
La sextorsión no es culpa de quien confió, sino del agresor que traiciona y utiliza esa confianza para dañar. El combate a esta forma de violencia requiere información, prevención, justicia y acompañamiento.