Persecución por correr sin velo en Irán
La decisión de decenas de mujeres iraníes de prescindir del hiyab como forma de desobediencia civil volvió a tensar al régimen. Tras la realización de un maratón en la ciudad de Kish, donde se permitió la participación de corredoras sin velo a pesar de advertencias previas, la justicia iraní abrió un expediente judicial contra los organizadores.
La Fiscalía regional calificó el hecho como una vulneración de las leyes y principios religiosos, y advirtió que actuará contra cualquier “negligencia o falta de atención a las normas”. En redes sociales, las imágenes de la competición circularon con amplitud, provocando la reacción inmediata de agencias conservadoras como Mehr y Tasnim, que denunciaron la “presencia sin velo” de mujeres y describieron el evento como una “amenaza cultural”, exigiendo sanciones estrictas.
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El episodio ocurre en un contexto de creciente presión conservadora para reimponer el uso obligatorio del hiyab, luego de que muchas mujeres lo abandonaran deliberadamente en las calles como gesto de resistencia. Este movimiento de desobediencia se intensificó tras la muerte de Mahsa Amini, una joven kurda de 22 años que falleció bajo custodia policial en septiembre de 2022, después de ser detenida por supuestamente no llevar correctamente el velo.
La muerte de Amini desató meses de protestas históricas bajo el lema “mujer, vida, libertad”, que llegaron a demandar el fin de la República Islámica. Las movilizaciones fueron sofocadas con una represión que dejó alrededor de 500 personas muertas.
Mientras el régimen busca endurecer controles, las mujeres iraníes continúan desafiando las restricciones, incluso en espacios deportivos, donde cada gesto sin velo adquiere un peso político imposible de ignorar.
