Tradiciones navideñas más inesperadas del mundo: de telarañas doradas a pollo frito

Familia y Bienestar

La Navidad es sinónimo de familia, amor y paz, pero también de rituales que cada país abraza como parte de su identidad. En México, celebraciones como las posadas, las pastorelas, las piñatas y los nacimientos siguen vigentes como parte esencial de la temporada. Sin embargo, en el resto del mundo, las costumbres pueden ser tan peculiares como fascinantes.

En Japón, la estrella de la mesa navideña no es el pavo, sino el pollo frito de KFC. Desde la campaña “Kentucky para Navidad” lanzada en 1974, miles de familias hacen fila para comprar una cubeta. Solo en 2018, la cadena registró 63 millones de dólares en ingresos durante los días previos a Navidad.

En Finlandia, la tradición apunta a la suerte: el Joulupuuro, un arroz con leche que esconde una almendra, promete un año próspero a quien la encuentre. Mientras tanto, en Australia, la Navidad se vive en pleno verano, con playas llenas de gente celebrando en traje de baño y con atuendos inspirados en Santa Claus, pero adaptados al calor.

Europa también aporta su toque oscuro con el temido Krampus, el mítico ser mitad cabra, mitad demonio, que en Austria, Alemania, Suiza y otros países “persigue” a quienes no se portaron bien. Hoy, esta tradición se reinventa con el colorido y ruidoso Krampuslauf, donde decenas de personajes corren por las calles.

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En Guatemala, el fuego purifica. La ancestral tradición de “la quema del diablo” simboliza desprenderse de la negatividad antes de Navidad. Actualmente, se realiza con más conciencia ambiental, incluso reemplazando figuras por piñatas.

En Ucrania, la magia llega en forma de telarañas. Una leyenda del siglo XIX afirma que un árbol navideño adornado por arañas se convirtió al amanecer en hilos de oro y plata. Desde entonces, las familias decoran sus árboles con telarañas simbólicas y esconden una araña para que los niños la encuentren a cambio de un regalo especial.

Y si de destino romántico se trata, la República Checa tiene su propio ritual: lanzar un zapato en Nochebuena. Si cae apuntando hacia la puerta, el amor está cerca; si no, habrá que esperar otro año.

Estas tradiciones, tan diversas como sus culturas, demuestran que la Navidad no solo se vive… también se reinventa. Cada país aporta su toque único, recordándonos que la magia navideña tiene infinitas formas de celebrarse.

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