ONU Mujeres revela la primera herramienta global de monitoreo de igualdad de género y políticas climáticas

Ellas Dicen

En un anuncio que podría redefinir la forma en que el mundo evalúa su acción ambiental, ONU Mujeres presentó en la COP30, realizada en Belém, la primera herramienta mundial de Monitoreo de Igualdad de Género y Políticas Climáticas.

Desarrollada junto al Instituto Kaschak, esta plataforma ofrece un marco internacional inédito para medir cómo los países incorporan la igualdad de género en sus políticas climáticas, particularmente en la tercera iteración de sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) bajo el Acuerdo de París.

La herramienta analiza seis dimensiones clave: seguridad económica, cuidados no remunerados, salud, violencia de género, participación y liderazgo de las mujeres, e integración de la perspectiva de género en las políticas públicas. En esta primera edición, se evaluaron 32 NDC entregadas hasta el 8 de septiembre de 2025.

Los hallazgos son contundentes. Aunque 26 países incluyen algún compromiso con enfoque de género, solo diez adoptan una visión realmente integral. La mayoría de las medidas se orientan a la adaptación (38%) y a acciones transversales (36%), mientras que áreas críticas como la mitigación (23%) y las pérdidas y daños (3%) permanecen rezagadas.

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La seguridad económica de las mujeres es el ámbito donde más avances se observan, con propuestas que buscan ampliar el acceso a empleos verdes, tecnologías y financiación climática. En contraste, temas como la violencia de género y la salud siguen apareciendo de manera limitada.

El reporte también señala que pocos países destinan presupuestos específicos a medidas con enfoque de género y que muchas dependen de la cooperación internacional o de la ayuda oficial al desarrollo, lo que deja brechas significativas en su implementación. Pese a ello, la tendencia apunta hacia una evolución positiva: el 45% de los países evaluados ya involucra a sus mecanismos nacionales de igualdad de género dentro de sus organismos de coordinación climática.

Más que un diagnóstico, esta herramienta se concibe como un mecanismo de rendición de cuentas. Ofrece una base de datos pública y global para comparar avances, visualizar brechas y acceder a cientos de políticas climáticas con perspectiva de género. Será actualizada conforme se publiquen nuevos planes climáticos durante 2026.

Para ONU Mujeres, este instrumento marca un punto de inflexión. No solo exhibe los avances desiguales, sino que confirma que cada vez más naciones reconocen que una transición justa requiere colocar a las mujeres y niñas en el centro de las soluciones. Como afirmó Sarah Hendriks, líder de la iniciativa, integrar la igualdad de género en la acción climática ya no puede entenderse como una preocupación marginal, sino como un componente esencial para transformar el rumbo global.

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