“Incel”: convertir el rechazo en odio
El término “incel”, abreviatura de “involuntary celibate” (célibe involuntario), nació en internet como una forma de describir a quienes decían no poder tener relaciones sexuales o afectivas pese a desearlo.
Sin embargo, con el paso del tiempo, este concepto se transformó en una comunidad virtual misógina, donde algunos hombres culpan a las mujeres de su frustración y promueven discursos de odio, resentimiento y violencia de género.
En los foros incel, abundan los mensajes que culpan a las mujeres por “preferir” a ciertos tipos de hombres, que las deshumanizan y las reducen a objetos de deseo o conquista. Lo que comenzó como un espacio para hablar de soledad derivó en una ideología extremista que ha inspirado agresiones, discursos de odio e incluso asesinatos en países como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y más reciente en México.
Casos como el de Elliot Rodger, quien asesinó a seis personas en California en 2014 antes de dejar un manifiesto lleno de resentimiento contra las mujeres, se convirtieron en símbolo del peligro que representa esta ideología. Desde entonces, varios ataques similares han sido motivados por el mismo discurso de supremacía masculina.
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El discurso incel se disfraza de frustración romántica, pero en realidad fomenta una visión profundamente misógina, en la que las mujeres son vistas como enemigas o culpables del sufrimiento masculino.
Este pensamiento se alimenta de comunidades en línea que refuerzan estereotipos, difunden teorías conspirativas sobre la “superioridad” de los hombres y legitiman la violencia como una respuesta a la frustración.
El peligro radica en que estas ideas, al circular en redes sociales y foros, pueden normalizar el odio y reclutar a jóvenes vulnerables que se sienten solos o rechazados. Detrás del anonimato digital, se forman ecosistemas de radicalización que promueven la violencia simbólica, psicológica y física contra las mujeres.
Frente a ello, la importancia de educar en igualdad, fomentar una masculinidad libre de violencia y visibilizar las consecuencias reales de estos discursos. Combatir la narrativa incel no se trata de eliminar foros, sino de transformar la forma en que se entiende el deseo, las relaciones y la empatía en un pensamiento marcado por el machismo.




