Segundo Simulacro Nacional: ¿Qué esperar?

Hidalgo

Hoy, México se paraliza por unos minutos, no por el miedo, sino por la conciencia y la memoria. En punto de las 12:00 horas, millones de mexicanos participarán activamente en el Segundo Simulacro Nacional 2025, un ejercicio vital para honrar el legado de resiliencia forjado tras el devastador terremoto de 1985.

Este evento masivo, convocado por la Coordinación Nacional de Protección Civil, busca reforzar una cultura de la prevención que salve vidas.

¿Qué se hace en un simulacro de sismo? Mucho más que solo desalojar.

Un simulacro es un ensayo crucial que nos prepara para un evento real. La premisa es simple: simular las condiciones de una emergencia para poner a prueba nuestra capacidad de respuesta. El proceso se divide en etapas claras y coordinadas:

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  1. La Alerta Sísmica: el sonido de la alerta es la señal para activar los protocolos de seguridad. En este momento, la calma es la primera regla. Es el instante de suspender toda actividad y prepararse para actuar.
  2. El repliegue, la mejor defensa: para quienes se encuentran en pisos altos o en estructuras de riesgo, la recomendación es repliegue estratégico. Esto significa buscar un punto de seguridad dentro del mismo inmueble, lejos de ventanas, objetos colgantes y paredes endebles. Las famosas “zonas de menor riesgo” son espacios previamente identificados y señalizados, como columnas principales o huecos de escaleras.
  3. El desalojo ordenado y seguro: una vez que el sismo ha “terminado”, es momento de evacuar. El desalojo debe realizarse de manera ordenada, siguiendo las rutas de evacuación señalizadas y sin correr ni empujar. El objetivo es llegar a los puntos de reunión previamente establecidos, que son espacios abiertos y libres de riesgos.
  4. Verificación y reporte: tras el desalojo, se realiza un conteo de las personas para confirmar que todos están a salvo. Equipos de brigadistas revisan las instalaciones y reportan cualquier daño.
  5. Evaluación de la respuesta: al finalizar, las autoridades y los participantes analizan el desempeño del ejercicio. “¿Qué hicimos bien?” y “¿Qué debemos mejorar?” son las preguntas clave para optimizar los protocolos de seguridad.

Alerta al celular: se espera que en todos los teléfonos celulares llegue un mensaje que advierta sobre el sismo, para así estar alertas y consientes del riesgo, sin embargo, en el primer simulacro esta alerta no fue eficiente y no llegó a tantas personas como se esperaba.

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Este simulacro no es un ejercicio burocrático, es una lección colectiva sobre la importancia de estar preparados; la participación activa en este tipo de eventos no es opcional, es una responsabilidad compartida.

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