Desigualdad salarial: el costo de ser mujer en el mercado laboral

Ellas Dicen

A pesar de los avances y la creciente participación de la mujer en el mercado laboral, la desigualdad salarial sigue siendo un lastre persistente.

La brecha de género, un fenómeno que va más allá de la simple cifra y se manifiesta en la vida diaria, refleja cómo, por la misma labor, las mujeres perciben consistentemente un salario inferior al de sus compañeros hombres.

Según datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2024 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la brecha salarial en el país es palpable. El ingreso promedio mensual de los hombres es superior al de las mujeres por una diferencia de 4 mil 111 pesos, lo que se traduce en que, por cada 100 pesos que percibe un hombre, una mujer recibe aproximadamente 65 pesos. Esta disparidad es un claro ejemplo de la desigualdad estructural que permea la economía.

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La manifestación de la desigualdad

La brecha salarial no es un problema uniforme; se intensifica en ciertas áreas y condiciones de trabajo. Las mujeres no sólo ganan menos en promedio, sino que enfrentan mayores obstáculos en el sector informal, donde los salarios suelen ser más bajos y la protección laboral es casi inexistente.

Además, la segregación ocupacional persiste, concentrando a las mujeres en profesiones con menor remuneración.

  • Puestos de liderazgo: en el sector empresarial, las mujeres tienen una menor representación en puestos directivos y de alta gerencia, donde los salarios son más elevados. La falta de acceso a estos cargos de poder económico es un factor clave en la desigualdad de ingresos.
  • Trabajo de cuidados no remunerado: el trabajo de cuidados y del hogar, que recae desproporcionadamente en las mujeres, limita su tiempo y oportunidad para buscar empleos formales y mejor pagados. Este trabajo invisible y no remunerado es una de las principales barreras para su independencia económica.

Estos datos y ejemplos verifican que la desigualdad salarial es un desafío complejo que requiere una acción multifacética. Abordar esta brecha de género es una cuestión de justicia social, fundamental para impulsar el desarrollo económico y social del país.

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