Mujeres indígenas hacen historia en el Palacio de Bellas Artes con música y resistencia
Por primera vez desde su inauguración en 1934, el Palacio de Bellas Artes abrió sus puertas a agrupaciones étnicas integradas por mujeres, en un concierto histórico que unió tradición, lenguas originarias y lucha contra el machismo.
La velada, titulada “Por donde pasa la luna”, reunió el sábado 6 de septiembre a 53 niñas, jóvenes y mujeres de entre 7 y 70 años, pertenecientes a los pueblos nahua, seri, mixe, totonaca y chontal. Ataviadas con vestidos típicos, joyería artesanal y maquillajes ancestrales, hicieron vibrar al público con sones, huapangos, zapateados y cantos en lenguas ayuujk, cmiique iitom, náhuatl y totonaco.
Entre las protagonistas destacó la Banda Ka’ux, primer ensamble femenino de Santa María Tlahuitoltepec, Oaxaca, fundado en 2006 por Concepción Hernández, quien enfrentó el rechazo de su comunidad para demostrar que las mujeres también pueden hacer música. “Fue una lucha, me decían que no podíamos tocar”, recordó la directora.
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El concierto fue definido por la rapera y activista seri Zara Monrroy, directora creativa del espectáculo, como “un acto de resistencia, dignidad y reivindicación histórica”, en el marco de la iniciativa “2025, el año de la mujer indígena”.

El programa incluyó al ensamble Cántaros de Sol de Veracruz, el Trío Eyixochitl de Hidalgo, el grupo de marimbas Manglares de Centla de Tabasco y el colectivo seri Cmaam Icaheme, integrado por abuelas y niñas cantoras de Sonora. Cada agrupación mostró la fuerza de sus tradiciones y su conexión con la naturaleza, el territorio y la memoria cultural.
En México, viven 20,3 millones de mujeres indígenas, de las cuales muchas enfrentan mayores niveles de discriminación y violencia de género. Para ellas, el escenario más importante del país no solo fue un espacio artístico, sino un símbolo de que la música y el arte también son actos políticos que abren camino hacia la igualdad.