Desmontando el capacitismo estructural
El capacitismo es una forma de discriminación estructural y cultural que se basa en la idea de que las personas con discapacidad son inferiores, menos capaces o dependientes, y que su valor se mide en relación con un ideal de “normalidad” física o mental.
A pesar de estar tan normalizado en la vida cotidiana, el capacitismo es uno de los sistemas de opresión menos visibilizados.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 1,300 millones de personas viven con algún tipo de discapacidad en el mundo, lo que representa alrededor del 16% de la población mundial. Sin embargo, a muchas de ellas se les sigue negando el acceso igualitario a derechos fundamentales como la educación, el empleo, la movilidad, la salud y la participación política.
El término capacitismo (del inglés ableism) fue desarrollado por activistas con discapacidad en Estados Unidos a finales del siglo XX, y ha sido reconocido por organismos como la ONU y el Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Este concepto no sólo denuncia actos individuales de exclusión, sino que apunta a un sistema social, legal y simbólico que privilegia los cuerpos y mentes normativos y margina a quienes no encajan en ese patrón.
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Ejemplos de capacitismo van desde la falta de accesibilidad en espacios públicos, el uso de lenguaje peyorativo o infantilizante, hasta suposiciones como que una persona con discapacidad no puede tomar decisiones por sí misma.
También se expresa en actitudes paternalistas, invisibilización en los medios, barreras tecnológicas o incluso en leyes que limitan la autonomía de las personas con discapacidad.
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS 2022) en México, el 52% de las personas con discapacidad declararon haber sido discriminadas en el último año, especialmente en espacios de salud, trabajo o trámites públicos. Además, el 74% reportó que sus derechos no son respetados en la misma medida que los de otras personas.
Combatir el capacitismo implica reconocer que la discapacidad no está en el cuerpo, sino en las barreras físicas, sociales, culturales y legales que impiden a las personas ejercer sus derechos. Es decir, se requiere un enfoque social de la discapacidad, como el que promueve la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU, ratificada por México en 2007.
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Organizaciones como Vida Independiente México, el Consejo Nacional para el Desarrollo y la Inclusión de las Personas con Discapacidad (CONADIS), y colectivos autogestivos de personas con discapacidad exigen un cambio profundo: políticas públicas incluyentes, representación digna, accesibilidad universal, y el derecho a decidir sobre sus propios cuerpos y vidas.
El capacitismo no es sólo una actitud individual, es una estructura que limita, excluye y vulnera derechos.