“Trabajen con nosotras, no solo por nosotras”: refugiada rohinyá lidera cambio global desde los campamentos

Ellas Dicen

Lucky Karim, joven activista y refugiada rohinyá, lanzó un contundente llamado a la acción en el marco de la campaña #PorYParaTodas, con motivo del 30º aniversario de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing. Su mensaje, claro y urgente: “Trabajen con nosotras, no solo por nosotras”.

Originaria del norte del estado de Rakhine, en Myanmar, Karim tenía apenas 14 años cuando huyó de la violencia genocida en agosto de 2017.

Durante siete días, cruzó montañas y ríos con su madre y sus hermanos menores para llegar a Cox’s Bazar, en Bangladesh, el mayor campamento de personas refugiadas del mundo, donde más de un millón de rohinyás sobreviven en condiciones precarias.

En medio de los albergues improvisados de bambú y lona, Karim no renunció a su derecho a la educación. Trabajó para organizaciones humanitarias y se formó como intérprete y defensora de género, desempeñando un papel clave en la comunicación entre personas refugiadas, agencias humanitarias y medios de comunicación.

CONTINÚA LEYENDO: Nil Bailarín, primera gobernadora indígena trans de Colombia

En 2019, se convirtió en una de las primeras jóvenes del campamento en asistir a la Universidad Asiática para Mujeres de Bangladesh, y desde entonces ha impulsado activamente el acceso a la educación para otras niñas.

Su activismo la llevó a fundar la organización Refugee Women for Peace and Justice (RWPJ), la primera asociación sin fines de lucro liderada por mujeres refugiadas rohinyás, con presencia en Estados Unidos y en los propios campamentos. RWPJ combate la violencia de género y el matrimonio infantil, y promueve el liderazgo comunitario femenino.

Gracias al apoyo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Karim y su familia fueron reasentadas en EE. UU. en 2022, aunque su vínculo con Bangladesh permanece intacto. En marzo de 2025, regresó a los campamentos, convirtiéndose en la primera refugiada rohinyá reasentada en hacerlo, con el objetivo de formar una red de liderazgos femeninos que impulse cambios desde adentro.

Karim insiste en que las soluciones deben ir más allá de lo asistencial: se necesitan educación formal, mayor seguridad y medios de vida sostenibles para las mujeres y las familias. En los campamentos, donde no hay un sistema escolar estructurado para adolescentes, las niñas enfrentan un futuro sin opciones.

“La gente nos ve como indefensas, pero somos fuertes y capaces. Solo necesitamos oportunidades”, afirmó.

TE PUEDE INTERESAR: Miranda Wang y Jeanny Yao crean bacteria que convierte plástico en agua

Su voz resuena especialmente en el contexto del aniversario de la Declaración de Beijing, adoptada en 1995, que exige que las mujeres refugiadas participen activamente en la toma de decisiones que afectan sus vidas.

Karim recuerda que esa participación sigue siendo una deuda pendiente:

“Beijing+30 es acción. No basta con consultarnos. Somos nosotras quienes vivimos estas realidades y sabemos lo que hay que cambiar”.

El trabajo de ONU Mujeres, el único organismo de la ONU dedicado exclusivamente a la igualdad de género, ha sido fundamental en su trayectoria. Desde 2017, la agencia ha apoyado a más de 120 mil mujeres en los campamentos de Cox’s Bazar, ofreciendo espacios seguros, capacitación y herramientas para el liderazgo.

En un mundo donde millones de mujeres desplazadas enfrentan múltiples formas de violencia, voces como la de Lucky Karim exigen algo más que ayuda: exigen transformación y dignidad.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *