Polonia revoca sus últimas “zonas libres de LGBTTTIQA+”
Después de años de controversia y presión internacional, Polonia ha eliminado oficialmente las últimas “zonas libres de LGBTTTIQA+”, una política declarativa impulsada por gobiernos locales desde 2019 y que provocó fuertes críticas dentro y fuera de la Unión Europea.
La decisión más reciente ocurrió en el condado de Lańcut, donde 15 concejales votaron a favor de derogar la “Carta de los Derechos de la Familia”, mientras que solo tres se opusieron. Con esta acción, se revocó la última resolución local que promovía la exclusión de personas LGBTTTIQA+, en una estrategia que originalmente buscaba frenar lo que sus impulsores llamaban “ideología de género”.
Desde su origen en Kraśnik, estas resoluciones fueron presentadas como un intento por “proteger la dignidad humana y el bienestar de las familias”. Sin embargo, organismos internacionales, defensores de derechos humanos y tribunales polacos calificaron estas políticas como discriminatorias y homófobas, por vulnerar la dignidad y la vida privada de quienes integran la comunidad LGBTTTIQA+.
CONTINÚA LEYENDO: Turquía prohíbe las cesáreas electivas en clínicas privadas: ¿retroceso en los derechos reproductivos?
El Parlamento Europeo también condenó estas zonas, señalando en una resolución que, aunque no se trataban de barreras físicas, representaban una forma de “discriminación extrema” y restringían la libertad de circulación de los ciudadanos de la UE. Como resultado, varias autoridades locales enfrentaron la amenaza de perder financiamiento comunitario.
De hecho, la razón principal de la derogación más reciente en Lańcut fue económica. El Centro Médico de Lańcut había solicitado fondos europeos para un proyecto de atención primaria, pero su petición fue rechazada por mantener una resolución considerada excluyente.
En 2025, de las cerca de 100 zonas “libres de LGBTTTIQA+” que existieron en Polonia, solo dos permanecían activas. Ambas fueron eliminadas en las últimas semanas, cerrando un capítulo que, para muchos, simboliza un retroceso en los derechos humanos y una advertencia sobre los costos de las políticas de exclusión en el corazón de Europa.