Redes de trata: el destino de muchas mujeres desaparecidas en México
En México, el hallazgo con vida de mujeres desaparecidas suele ser más frecuente que el de hombres. Sin embargo, para colectivos y organizaciones civiles, esta aparente buena noticia encierra una tragedia mayor: muchas de ellas son localizadas tras haber sido víctimas de redes de trata y explotación sexual.
De acuerdo con datos de la organización Data Cívica, publicados recientemente, el 78.3% de las mujeres desaparecidas logran ser encontradas vivas, en contraste con menos de la mitad de los hombres (46%). Para activistas y especialistas, esta diferencia está íntimamente ligada a razones de género y violencia estructural.
Organizaciones como México Evalúa, IDHEAS Litigio Estratégico en Derechos Humanos y el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio advierten que la desaparición de mujeres, particularmente adolescentes y jóvenes de entre 10 y 19 años, responde a dinámicas de explotación sexual y trata de personas, donde las víctimas son mantenidas vivas bajo condiciones de esclavitud.
Violencia sistemática
“La desaparición de mujeres y niñas no es un fenómeno aislado, sino la expresión de una cultura patriarcal que normaliza su explotación”, señala Juan Carlos Gutiérrez, director jurídico de IDHEAS.
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La violencia de género, la desigualdad, la discriminación y la falta de oportunidades crean un entorno fértil para estos delitos.
Un informe elaborado por la Federación Internacional por los Derechos Humanos, IDHEAS y el Equipo Mexicano de Antropología Forense revela que las víctimas suelen ser atrapadas mediante manipulación emocional, en procesos que dificultan su identificación como víctimas.
Muchas mujeres, al ser rescatadas, no denuncian a sus captores, lo que obstaculiza las investigaciones y perpetúa la impunidad.
A pesar de las denuncias, organizaciones civiles advierten que la relación entre la trata de personas y las desapariciones sigue siendo subestimada por las autoridades.
Esta desconexión institucional mantiene a miles de familias atrapadas en la incertidumbre, luchando no solo contra el crimen organizado, sino también contra el abandono del Estado.
El desafío no es sólo encontrar a las mujeres desaparecidas, sino cambiar las condiciones que permiten que su desaparición y explotación sigan ocurriendo.