“Mobbing”: acoso que destruye carreras y salud
En el mundo laboral, no toda violencia se ejerce con gritos o golpes. A veces, el silencio, la exclusión y las humillaciones sutiles se convierten en armas.
Este fenómeno tiene nombre: mobbing o acoso laboral, una práctica que afecta a miles de personas, y que en muchos casos se entrelaza con la violencia de género, especialmente cuando las víctimas son mujeres.
¿Qué es el mobbing?
El término mobbing fue acuñado por el médico alemán Heinz Leymann en los años 80 para describir un tipo de acoso sistemático en el entorno laboral.
Se trata de una forma de violencia psicológica en la que una persona o un grupo somete de manera continua a otra a hostigamiento, desprestigio, aislamiento o sabotaje de su trabajo, con el objetivo —o la consecuencia— de deteriorar su salud mental y emocional, y forzar su salida del empleo.
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Aunque puede afectar a cualquier persona, el mobbing tiene un rostro femenino cuando se conecta con dinámicas sexistas. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), las mujeres sufren con más frecuencia este tipo de acoso, sobre todo cuando acceden a puestos de liderazgo, espacios tradicionalmente masculinizados o denuncian prácticas discriminatorias.
Mobbing como violencia de género
De acuerdo con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) de México, el mobbing puede convertirse en una forma de violencia de género laboral cuando se fundamenta en estereotipos, roles sexuales tradicionales o castigos sociales por no ajustarse a ellos. Este tipo de acoso suele manifestarse en:
- Ataques a la autoridad o capacidades profesionales de la mujer.
- Aislamiento deliberado en reuniones o decisiones importantes.
- Desprestigio sistemático frente a colegas y superiores.
- Sobreexigencias o asignación de tareas degradantes.
- Amenazas veladas o abiertas si se denuncian irregularidades.
Las cifras detrás del silencio
El mobbing es difícil de medir, pero sus efectos son devastadores. La OIT señala que al menos una de cada cinco personas ha sufrido violencia o acoso en el trabajo, y las mujeres reportan en mayor proporción acoso psicológico.
En México, datos del INEGI (2021) revelan que más del 27% de las mujeres ocupadas han enfrentado violencia laboral, siendo el acoso psicológico el tipo más común.
El impacto no es solo profesional: quienes lo padecen suelen presentar trastornos de ansiedad, depresión, insomnio, baja autoestima, ataques de pánico, e incluso pensamientos suicidas.
Además, muchas veces se ven obligadas a renunciar, perder ingresos o abandonar su carrera profesional.
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¿Qué hacer?
En México, la Norma Oficial Mexicana NOM-035-STPS-2018 obliga a los centros de trabajo a identificar, analizar y prevenir factores de riesgo psicosocial, como el acoso. Sin embargo, pocas empresas cuentan con mecanismos eficaces para prevenir o sancionar el mobbing.
Por otro lado, la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia reconoce la violencia laboral como una forma de violencia de género, lo que abre la puerta a acciones legales, aunque muchas veces las víctimas temen represalias o no confían en las instituciones.
Nombrarlo es el primer paso. Reconocer que el mobbing es violencia de género cuando responde a patrones discriminatorios permite abordarlo desde una perspectiva más integral y justa.
No se trata de ambientes “tóxicos” o de conflictos personales: es una forma sistemática de anular, silenciar y expulsar a las mujeres de espacios donde tienen derecho a estar.
Mientras el acoso siga normalizado o disfrazado de “exigencia profesional”, seguirá expulsando talento, minando la salud y profundizando las desigualdades.